viernes, 10 de agosto de 2007

la prensa deportiva española es rosa

A la prensa deportiva española le pasa algo raro. Está enferma, con la mirada perdida, como ida. Sólo se le anima la mirada cuando habla de fichajes malogrados, de los achares de fulanito cuando no sabe si irse del equipo o dejarse la melena, porque tiene una duda que no le cabe en el cuerpo, pobrecito, siempre atentos al dramón, a los vehículos que calzan las estrellas, a sus noches golfas, a su puteo, a los enfrentamientos entre catalanes y madrileños, sevillistas contra béticos, la Pantoja contra su pasado... La prensa deportiva española es definitivamente prensa rosa.

Allende fronteras no pasa esto. En Inglaterra, desembarcan a coro como cuando Normandía si les tocan al trampas Hamilton o te crucifican por hablar mal de Beckham o del pandillero Rooney y hasta desecarían el Támesis si atacan a Lampard. En Francia, te metes con le tour y te cuelgan de lo más alto del monte Saint Michel, todos a una hasta los que son competencia de L'Equipe. En Italia, el caballito de Ferrari es intangible y para robarles a Kaká tienes que pasar por encima de la mitad de la población de Milán. De yanquis y griegos, ya ni hablo.

Aquí, sin embargo, lo español parece que diera yuyu, como si fuera una mala digestión del pasado franquista en que defender a España parecía alinearse con los fachas, o como si defenderla ahora pueda hacer que se pierdan lectores en Cataluña o el País Vasco, o como si se mantuviera el complejo provinciano que nos debilita frente a lo que viene de fuera de nuestro país. Tenemos complejo de lesa nación y la prensa deportiva lo padece en primera persona.

Me da vergüenza en particular su tibio comportamiento para con nuestros deportistas internacionales cuando les emboscan , les ningunean o les atacan. Con el mismo Alonso en Hungría, por ejemplo, con un Contador al que están asediando desde Alemania después de pasar incólume más de doce controles de doping, o con un equipo juvenil de baloncesto al que le roban el pase a semifinales en el europeo por medio de un acuerdo vergonzoso entre Serbia y Lituania. Nadie lo denuncia, no se arma la gorda, ninguna publicación les defiende a muerte, no se piden cabezas, falta el coro, la fuerza, la unidad, la determinación..., lo que luego propicia arbitrajes bochornosos contra el anfitrión (cuando somos nosotros) porque a todos les sale gratis maniobrar en los pasillos contra nuestros deportistas. Cualquiera sabe que aquí, para con lo español, somos unos flojos de aúpa.

Nunca pasaría tal cosa en Grecia o en Croacia, desde luego. Allí cualquiera se la pillaría con papel de fumar. Aquí los árbitros permiten que el de un equipo se la de a un contrario para que anote los puntos del pacto, delante del público español, y se quedan tan panchos.

Ya sé que el tema es una bobada, pero estamos en verano y mi ego deportivo renace cual ave fénix, haciendo que me lleven los diablos ante tanta necedad.

3 comentarios:

MAD13 dijo...

Lo has cuadrado machote. Mira que no he escrito en ningún blog tuyo (aunque con ganas me quedé) pero es que con este lo has clavado. Desde luego que es una vergüenza lo que pasa en este país. Importa mucho más el pedo que se tira Beckham o a quién se este tirando que el deporista patrio. Y mientras, nos porculean por medio mundo. Si Franco levantara la cabeza...
Salu2.

Anónimo dijo...

No sé... Yo personalmente odio a muerte la sensiblería patriotera que nace en torno a los deportes; de manera que casi estoy agradecido.

Antonio Piera dijo...

Si Franco levantara la cabeza, ojalá se la diera contra la losa. Buena parte de la vergüenza nacional se la debemos, Jorge. Gustavo, yo por posición ideológica soy internacionalista y supero fácilmente las fronteras, pero amo a mi tierra que te cagas. No creo que ambas cosas sean incompatibles. En torno a los deportes suelen aunarse voluntades, aunque otra cosa muy diferente es el uso que se le ha pretendido dar a lo largo de la Historia.