martes, 11 de septiembre de 2007

suicidios

Uno cada tres segundos, 3.000 al día, 1.100.000 al año. No es lo que gano. Son las cifras de suicidios en el mundo, al menos las que maneja la OMS. Aunque, si hablamos de intentos de quitarse de en medio, tenemos que multiplicar por 20 estas cantidades, hasta el escalofrío. No sabía que hubiera tantos valientes a mi alrededor. No sabía que hubiera tantos cobardes tampoco. Para más datos, podéis enlazar con mi fuente, porque yo desde ahora mismo tiro por otro lado.

Siempre me he preguntado, inquieto, no tanto por las causas ni las razones que esgrimen los suicidas para dar el gran paso, sino por el estado de enajenación imprescindible para darlo. Por cómo se alcanza, cómo se madura, cómo se decide y, sobre todo, por cómo se ejecuta llegado el momento. Hasta parece que un vecino mío ha hecho una película sobre ello donde trabaja Tejero, el de un poquito de por favor. Sobre todo en un mundo (hablo del que conozco) en el que la aceptación de la muerte como reverso inevitable de la vida suele brillar por su ausencia como rara avis. Un mundo que levanta tan a menudo la intrascendencia como bandera, el mundo que ejerce, pero que no acepta, la levedad del ser.

No desconozco, repito, las razones que, objetivamente, te conducirían a quitarte de fumar. Las hay a patadas, pero se resumen en una: el ya vale. Un hasta aquí hemos llegado que nuestro inconsciente teclea con insistencia en la puerta del consciente, informándole sobre la conclusión definitiva, la coda. Esto no va a cambiar, esto va a seguir así siempre, no hay solución para ello, lo mejor es no estar cuando vuelva a ocurrir...

Lo que pasa es que, hasta en eso, la crispación o la enajenación no son buenas consejeras. Basta con mirar los intentos fallidos para comprender que los éxitos en esta materia resultan ser, en verdad, los mayores fracasos. En la cárcel de Carabanchel, al hilo del post anterior, un chaval se arrojó desde la cuarta planta al centro de la galería porque su enamorado estaba viendo la tele de la mano de otro. Tomó su decisión en un momento de desesperación, pero no se mató. Era patético verle pasear, meses después, por los mismos lugares, coqueteando con otro desde su silla de ruedas.

10 comentarios:

Browner...Seguro? dijo...

Siempre he pensado que hay que ser muy valiente para tomar una decision asi, quitarse la vida en el fondo no deja de ser tomar una decision muy valiente y que no tiene marcha atras, lamentablemente la sociedad casi nunca detecta a estas personas antes de que tomen esa decision y les podamos ayudar a no tomarla.

Anónimo dijo...

No todo el mundo puede ser ayudado. Hay gente que "simplemente" se quiere morir, y lo quiere con tanta desesperación que no hay nada que pueda hacerse por mucho que nos resulte imposible de creer. Se convierte en una obsesión (en algunos casos, supongo, no soy psiquiatra ni especialista en el tema, hablo de un caso concreto) tan fuerte que ya no hay nada más, por eso a veces lo intentan, fracasan, y vuelven a intentarlo, siempre de la misma manera. Al final acaban consiguiendo lo que querían y los demás nos quedamos como gilipollas intentando toda la vida entender unas razones que jamás encontraremos. No sabría decir si es una acción valiente o cobarde, quizá nada tiene que ver con eso.

Anónimo dijo...

Como ya lo has dicho todo tú, yo no tengo nada que decirte. Salvo que ya cargué la canción de Chicho "Si las cosas no fueran" (junto a otras tres más). Y gracias por el aviso del concierto: no tenía ni idea.
Por cierto, supongo que lo sabrás, en esta misma página hay dos o tres vuestras.

Juan Pedro Ayllón dijo...

cagonlaleche D.Antonio, es que me toca unos temas muy amplios y no le quiero saturar...

yo creo que muchos hemos pasado una época en nuestra vida que se nos ha pasado la idea por la cabeza... yo mismo en mi adolescencia gotico-byroniana coqueteé con esa idea. Razones? muchas y bastardas que escribí hace un tiempo, pero se fueron, junto con otras cosas de las que me arrepentiré toda mi vida, por via fuego purificador.

Tengo un lema para los suicidas: Quédate hasta el final, aunque sólo sea por curiosidad.

Antonio Piera dijo...

Browner, Isa, no sé exactamente disociar entre la valentía de dar el paso hacia la nada y la cobardía que representa hurtar el bulto ante los problemas. El ejemplo que he puesto, brutal pero real, también tiene la lectura de que, si pasa el momento, pasa la alternativa.
Gracias, Gustavo. Me las bajaré ipsoflauto. De Petisme no me has comentado nada. Cuando dices nuestras, ¿son de la Blues Band?
Sé que es amplio, Némesis, pero salió así de los datos del periódico. Me gusta su lema, en la línea de la anécdota ya mencionada.

Anónimo dijo...

Yo sí creo que, de alguna manera, hay que ser muy valiente para hacer una cosa así. Hay un refrán que dice "más vale malo conocido, que bueno por conocer". Pues bien, cuando no se tiene ni idea sobre si lo que va a pasar luego es mejor, peor, o la nada, hay que tenerlos muy bien puestos para meterse en ello. Creo. Yo, a veces, he llegado a pensarlo pero, francamente, me da tato miedo que inmeditamente pienso aquello de "mañana será otro día" y curiosamente al día siguiente, veo el problema de otra manera, sobre todo, llevadero.

Anónimo dijo...

La verdad, es que de Ángel Pestime no sé gran cosa, excepto el nombre, asín que estoy dispuesto a aprender. Y sí, me refiero a la Blues Band, de Madres, hasta donde sé, nadie ha subido nada.

Luna Carmesi dijo...

Me has hecho recordar un par de cosillas:
1-Al gracioso del instituto cuando decia ocurrentemente lo de "intento suicidarse y murio en el intento". Me pregunto si alguien consigue arrepentirse de su "intento" en el ultimo microsegundo de su vida.
2- A cierta parte de los apuntes de Ingenieria de mi hermano. Utilizo para una de sus asignaturas la cara en blanco de a su vez unos apuntes de medicina forense. Habia unas estadisticas muy interesantes acerca de los suicidios. Y como, aparte de las grandes ciudades, el acontecimiento de un suicido en una area social pequeña repercutia en los proximos años en un crecimiento espectacular de suicidios. Es decir... la noticia daba ideas, o escapatorias...

Antonio Piera dijo...

Anónimo, a ese ver las cosas de otra manera se refiere precisamente la anécdota final de esta entrada.
Gustavo, ¿viste el concierto?
Lunacarmesí, me basta y me sobra con haber contribuido a tus evocaciones.

Anónimo dijo...

No, pero lo grabé. Así que lo veré un día de esto.