el perdón de Zara
Antes de empezar, una de autobombo colectivo, porque acabamos de sobrepasar, en este blog, vosotros las 15.000 visitas y éste, que lo es, las 150 entradas (en menos de seis meses, que todo hay que decirlo). ¡GRACIAS! Mi ego y yo no cabemos en la silla por vuestra culpa.
Pues va Zara y pide perdón a los judíos por haberse atrevido a mezclar lino con algodón en unos cincuenta trajes que vendieron en Israel. Lino con algodón, ¿a quién se le ocurre? Si, al menos, hubieran superpuesto las tramas... Pero no, las han tenido que mezclar las unas con las otras, íntimamente, híbridamente, casi promiscuamente, para que les cayera encima cierta interpretación del Levítico que se les ha ocurrido no ya a los judíos, sino a una de las facciones ultraortodoxas que por allí abundan. ¡Blasfemia!
Se me ocurren varios comentarios, al hilo de la noticia, siempre comprendiendo que los del gallego de oro tengan que defender más de tropecientas tiendas en los santos lugares y que facturan al año con ellas unos 340 millones de dólares, que no es moco de pavo ni cagadica de burro, como dicen por mi tierra. Pero..., ¿cómo se habrán enterado los ultras de tamaña barbarie si solo visten levita negra y camisa blanca? Habrá comprado alguno de tapadillo un traje de mezclilla, y renegado luego de su ofensa al leer la composición de la tela empecatada? ¿Será que tienen espías exudados del Mossad para vigilar el estricto cumplimiento de la halajá e impedir que los animales cohabiten si son de especies distintas, obligar a que las pelucas sean coshere, dejar de matar a los que trabajan en Sábado (Éx.35,2), condenar a los que posean esclavos filipinos (Lev.25,44), apalear a quienes manifiesten estilos de vida homosexuales (Lev.18,22) o prohibir al personal vender a sus hijas como esclavas (Éx.21,7)? Y, de acercarse a una mujer que tenga el periodo, ya ni hablamos...
¿Por qué las democracias occidentales no defienden con la misma vehemencia los logros sociales de nuestra civilización? ¿A qué viene tanto complejo y cobardía a la hora de decir que, en España, se cumplen nuestras normas de convivencia aunque éstas pasen por impedir que la mujer sea degradada por el shador, o tenga que caminar dos pasos detrás del varón, por no mencionar las ablaciones..? ¿Por qué, si voy a una mezquita en Cairo debo descalzarme por respeto y no se exige a nuestros visitantes que muestren el mismo respeto por nuestra filosofía de vida? ¿Por qué tanta condescendencia con los radicalismos religiosos, tantas concesiones a su intransigencia disfrazadas de respeto? ¿No es acaso el respeto de ida y vuelta?
En fin, quizá sea porque, como escribía Bertrand Russell en A word, a day, "el problema del mundo es que los tontos y los fanáticos siempre están tan seguros de sí mismos, y la gente inteligente tan llena de dudas."
2 comentarios:
1º: Enhorabuen por las visitas! Aunque veo que tienes el mismo problema que yo: que no escriben (la mayoría serán mías, que me aburro mucho, lo cuál no te quita mérito).
2º: Pero, ¿a quién se le ocurre mezclar esos tejidos? A estas alturas debieran saber que hagas lo que hagas siempre ofendes a alguien.
3º: Grande Russell, grande de verdad.
Lo primero, que vengan. Lo segundo, que les guste o les interese lo suficiente como para volver. Lo tercero, que participen, pero eso es ya otro cantar.
Publicar un comentario