a broma
Hay muchos, como Aznar, que se toman a broma la guerra de Irak, porque ya no sale en directo por la CNN, como si fuera tan sólo una anécdota. Tal parece que sus muertos diarios, su sangre y sufrimiento no nos commuevan. Ha vuelto a tomar esa extraña característica de las guerras lejanas, ella, la que nació con la categoría de guerra próxima porque nos enfrentábamos cada día a la perversa inmoralidad de su esencia. Porque era una guerra contra nadie, una guerra porque sí, una guerra por el petróleo, una guerra para ganar elecciones, una guerra para renovar la inversión en armamento. Porque fue una guerra pretendidamente útil para unos pocos y lo supimos ver los demás, demasiado pronto convertida en una guerra vulgar de las que asolan el tercer mundo mientras organizamos el viaje indiferente, con los niños, desde luego, a Disneylandia.
Ahora, para demostrarnos hasta qué punto se puede tomar la muerte a broma cuando no se tienen principios, circulan por la red un par de fotos de una soldado yanqui enseñando las tetas en medio de esa guerra. El relax del guerrero antes de la batalla, voy, mato un poco y vuelvo (o no), espérame mientras tanto y guarda en tu retina los generosos pechos nacidos para el hijo y el placer, que te ofrezco por dinero, o por diversión, mira tu qué risa, o porque me da la gana y todo lo que me rodea me importa un huevo a mí, que pongo las tetas, a ti, que sacas la foto, a vosotros, que las miráis y a todos ellos, los que ignoran conscientemente la realidad ésta que, de alguna manera, contribuyeron a hacer posible.
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