una buena excusa
A veces, sobre todo a ciertas edades, salir de noche no resulta fácil. Arrancarse de la comodidad y serenidad de tu quely precisa a menudo de alguna buena excusa que te anime a romper la maldita rutina. Escuchar un pequeño concierto de nuestros amigos Los Hootenanys sirve a menudo de coartada perfecta, como nos ocurrió ayer a mi chica y a mí, aunque también, observando al personal que llenaba la sala, les pasaba lo mismo a bastantes familiares y amigos.
Al escucharles varias veces seguidas aprecias matices que te permiten desarrollar cierta vena crítica y comparativa. Suenan mejor cuando se calientan, sobre todo en los temas Tulsa y en los rocks que bordan. Es una lástima que estuvieran descompensadas las dos guitarras, en contra de la de Jesús, y que, en ocasiones, se perdieran los teclados o cantara demasiado el desequilibrio de volúmenes de los micros de voz. Un día tendré que oírles con un sonido de calidad y un ingeniero espabilado, para poder evaluar en serio sus posibilidades reales. Por el momento, dejan un espléndido sabor de boca y ganas de que desarrollen y profundicen en el repertorio. La verdad, sales de la sala con la sonrisa puesta, contagiado de la energía que derrochan a sus "bastantes" años, no tantos como los míos, por cierto.
Me gusta su estilo y nos lo pasamos de cine con ellos y su rollito. Ánimo, chicos.
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