lunes, 30 de abril de 2007

parque SÍ

Os anuncié que iba a enseñaros la realidad del famoso Parque de Santander, uno de los objetivos de la rapiña de la insistente Clarence, quien lo ha sacado adelante porque sí, y de ahí el nuevo nombre del parque acuñado, creo, por los vecinos. No ha habido desmentidos a las informaciones aquí elaboradas y presentadas, por cierto, e incluso tengo más información de la maniobra que os contaré uno de estos días. Mientras tanto, os dejo con unos comentarios, a modo de pies de foto del montaje adjunto, que os ayudarán a entender la magnitud y particularidades de este desaguisado.

1.- Como bien se aprecia en esta vista aérea, bastante más de la mitad del parque, en principio destinado a todos los ciudadanos, resulta ser ahora de pago. Entre el campo de entrenamiento de golf (izquierda), el mini campo de nueve hoyos (centro), las pistas de paddle (cubiertas verdes), y los dos campos de fútbol con hierba artificial, apenas queda una tercera parte para el libre disfrute de los vecinos.
2.- Como no podía ser menos, guardias de una empresa privada vigilan la zona.
3.- En esta vista de planta, que se presenta a los vecinos en la cafetería del lugar, pueden apreciarse los detalles de cómo se distribuyen los porcentajes entre uso libre y uso de pago.




4.- Según esta lógica de privatización, decenas de rejas convierten el lugar en un laberinto con el aspecto del patio de una prisión.
5.- Está claro. Los vecinos, o son clientes o nada.
6.- Una docena de cámaras contribuyen a reforzar la sensación de vigilancia que esconde, tras la supuesta seguridad del ciudadano, la más real seguridad de las instalaciones.
7.- El parque público, con horario restringido, de 8 de la mañana a 11 de la noche, es más un secarral de diseño que otra cosa. Y eso, a pesar de la fuente que lo adorna. En verano, ese horario no ayudará a mitigar los calores de la noche madrileña.
8.- Nada mejor para el footing que hacerlo en una pista de tartán, sobre todo si está flanqueada por estas enormes y antiestéticas torres y su cota de malla.
9.- En un rincón de la cafetería, escondido tras varios biombos, el fondo que debió servir para la presentación del bodrio, en el que se aprecia el nombre de la empresa tras la que se localizan los intereses de Florentino y otros de los que ya hablaremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De piedra me dejas, Antonio: ¡vaya abuso! A mí me dio particular asco ver a esta señor "manifestarse" junto a la insulsa baronesa Thyssen contra la tala (!) de los árboles del museo.