estoy esperando
Lo he visto reproducido en el blog de Chapi Escarlata, una periodista cuarentona que publica su blog en 20 minutos y de quien sospecho desde hace tiempo que es un tío porque al repetir chapi varias veces te encuentras diciendo picha y eso, sin ser de Cádiz, suele indicar algo, sobre todo si además es escarlata.
Veo el anuncio que reproduzco aquí al lado y me siento a esperar. ¿Qué espero? La airada intervención del tontaina mayor de alguna Asociación para la defensa de los derechos masculinos, ya que no del Instituto del hombre porque no hay, solicitando la retirada de este anuncio por su evidente y malintencionada publicidad de los abusos sexistas que se cometen contra los varones. ¡Ah! ¿Que no va a haber protestas? ¿Nadie va a intervenir en ese sentido? No entiendo nada.
¿Es que no se percatan de que esta imagen potencia la violencia sexista? ¿A nadie ofende tan flagrante panegírico de la agresión, el vilipendio, la befa a la que el pobre modelo está siendo sometido, sojuzgado bajo el calzado de una hembra agresiva? ¿Dónde vamos a llegar? ¿Dó quedaron aquellas mujeres de las que la nunca bien ponderada Pilar Primo de Rivera dijera, en 1942, aquello tan hermoso de: las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles?
Eran otros tiempos, está claro. Pero puedo jurar que los que sí luchamos contra aquello no lo hacíamos para que nadie viniera ahora, a toro pasado, a sustituir el derecho a la igualdad en la dignidad entre hombres y mujeres por ningún atajo de reciente invención, aunque éste se llame discriminación positiva.
Ni para que ningún burócrata del gobierno se esté planteando declarar obligatorio el sagrado derecho al voto.
Señor, ¡qué mal vais, muchachos!
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