lunes, 9 de abril de 2007

no todo va a ser mala leche

Saludos. Una vez pasada y ya olvidada la semanita negra de las narices, con sus retromensajes de ultratumba y sus reconfortantes imágenes de descerebrados azotándose, escarneciéndose, clavándose, arrastrando cadenas, mortificándose y así (he llegado a la cínica conclusión de que, puesto que existen, no es mala cosa que se castiguen por ello), tras el subsiguiente olvido, decía, sigue la vida y, paseando por el Paseo del Prado de Madrid, ¡vaya redundancia!, he descubierto un mural hecho con plantas vivas que me ha llamado poderosamente la atención.
No todo lo que hace Gallardón es de faraón, me dije al contemplarlo. Porque la obra en sí, a la que he bautizado en un alarde de originalidad sin precedentes como el mural vegetal, me parece hermosa. Sobre todo, me abruma observar de qué manera irrumpe en mitad del espacio urbano como un grito de libertad, como un renacimiento de la naturaleza que clama porque no la olvidemos. Las plantas, desde el alto muro, gritan al paseante: "estamos aquí, miradnos, somos hermosas". De forma tan alta que consiguen hacerse escuchar pese a que su manifiesto languidezca minoritario y perdedor frente a la invasión del asfalto. Es un mural original. Es bonito y primaveral como las fechas que estamos dejando ya atrás, así que le hice una foto y os la presento con alegría.

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