jueves, 18 de enero de 2007

¡Qué grima!

Acaba de ocurrir en Rumanía. Un cirujano que estaba operando el pene de un paciente, va, se equivoca y le secciona algo que no debía, creo que el conducto urinario. Debido a esa causa, el señor doctor sufre un repentino ataque de nervios a consecuencia del cual, ni corto ni perezoso, le corta el pene al yacente por la mismísima base y se pone a trocearlo minuciosamente con su bisturí, ante la mirada atónita del resto del personal auxiliar presente en quirófano.

Uff! Se me abren las carnes sólo de pensarlo. ¡En cachitos..!

Estaréis diciendoos: "ahora entiendo el titular de esta entrada"..., pues va a ser que no. Seguid leyendo.

El caso es que al paciente le van a reconstruir su colita con los más de 30.000 euros a los que el juez condenó al hospital, pero además recibirá 154.000 más en concepto de daños y perjuicios, que deberán ser abonados por el cirujano causante del atropello. Esta cuestión, que los citados daños los apoquine el galeno de su propio peculio, ha sido muy criticada por sus compañeros de profesión, ya que la consideran un peligroso precedente. ¿Entendéis ahora el titular?
(Del diccionario de la RAE, apoquinar: 1. tr. coloq. Pagar o cargar, generalmente de mala gana, con el gasto o la parte del gasto que a alguien le corresponde).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un humorista (no recuerdo ahoa mismo cuál) contaba su experiencia en el dentista: Agarraba por los cataplines al doctor y le decía «¿Verdad, doctor, que no NOS vamos a hacer daño?»

Antonio Piera dijo...

No me lo recuerdes, que tengo cita con la dentista para mañana y no sé de dónde agarrarla-